domingo, 24 de febrero de 2008

Lo repito de nuevo en mi blog...EL ANILLO...(relato que me gusta mucho)

EL ANILLO


-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para
hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y
bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ?Qué puedo hacer para que me
valoren mas?
El maestro sin mirarlo, le dijo: -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte,
debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una
pausa agregó: -Si quisieras ayudarme tu a mi, yo podría resolver este problema
con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
-E...encantado, Maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era
desvalorizado, y sus necesidades postergadas.
-Bien- asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y
dándoselo al muchacho, agregó: -Toma el caballo que esta allá afuera y
cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una
deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no
aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más
rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los
mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo
que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro,
algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable
como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy
valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de
cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda
de oro y rechazó la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más
de cien personas-y abatido por su fracaso, montó su caballo y regresó.
Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro.
Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su
preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.
Entró en la habitación.
-Maestro- dijo- lo siento, no se pudo conseguir lo que me pediste.
Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo
pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
-Qué importante lo que dijiste, joven amigo- contestó sonriente el maestro-.
Debemos saber primero el verdadero valor del anillo.
Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?
Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no
importa lo que ofrezca, no se lo vendas.
Vuelve aquí con el anillo.
El joven volvió a cabalgar. El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su
lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender YA,,, no puedo darle más
que 58 monedas de oro por su anillo.
-58 MONEDAS!!!!!!!!!!!!!!!!! Exclamó el joven.
-Sí, replicó el joyero-yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de
70 monedas, pero no sé si la venta es urgente...
El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
-Siéntate- dijo el maestro después de escucharlo -Tú eres como este anillo: una
joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un
experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu
verdadero valor?
Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.

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