jueves, 29 de enero de 2009

Velas: una mágica combinación de luz y aromas

 

Las velas perfumadas se han convertido en una extensión del estilo personal que sirve no sólo para iluminar, sino, sobre todo, para bañar de estilo, energía y bienestar el espacio personal. Decoran cualquier rincón de la casa, y las firmas las presentan con todos los motivos: redondas, cuadradas, elegantes, originales, lisas, coloridas, con adornos y sin ellos.
Pero no tienes que olvidar que el ritual de las velas tiene sus propias reglas, y no siempre son sencillas. Por ejemplo, intenta encenderla siempre con una cerilla o con la ayuda del cabo de otra vela encendida, y debemos procurar no apagarlas soplando sobre la mecha -son muy útiles los apagavelas, e incluso podemos hacerlo, eso sí, con cuidado, con los dedos-.
Conseguir que una vela tenga la misma fragancia que un determinado perfume es una labor complicada, puesto que la base de cera propia de la misma es muy diferente a la base alcohólica del perfume, y además debe aguantar los más de 1.000 grados de calor que se producen al arder el cabo. Si no existe una vela dentro de la línea de baño y complementos de tu perfume favorito, puedes escoger una que desprenda alguna de las notas más características de la fragancia.
Y algo muy importante: sé prudente en torno al fuego, tomando muy en cuenta las medidas de precaución, pues no son pocos los casos de incendios provocados por velas, debido, en parte a la popularidad de las velas de aromaterapia, muchas de las cuales incluyen fragancias que inducen al sueño, a veces con consecuencias no deseadas.
Por ejemplo, la lavanda y sustancias relajantes similares aumentan las ondas cerebrales de tipo alfa, que provocan un estado de somnolencia similar al de las primeras fases del sueño. Por eso deben apagarse las velas antes de llegar a una situación donde se puede dejar llevar por el sueño, alejarlas de cualquier sustancia o material susceptible de arder, recortar la mecha y mantenerla alejada de corrientes.

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